A los cabezas rapadas alemanes no les gusta la delicadeza. Después de una pelea, dos pieles se disparan la una a la otra en un parque público. Uno de ellos saca el aceite que compró para su destartalado Volkswagen y lo usa para rastrear al otro bastardo en el medio del parque. El dedo y el plan sucio, con el aceite usado goteando por todas partes, lubrica la gran polla y el culo abierto del pasivo. El tipo estará bien hecho con la mano y el agarre de la otra piel. Al final, una intensa sacudida y una monumental eyaculación con chorros de esperma desde 1m de distancia.